Por José Siaba Serrate. Co-chair del grupo de trabajo Una arquitectura financiera internacional para la estabilidad y el desarrollo.
El Canal de Finanzas del G20 se mantiene en curso tras la Cumbre de Hamburgo. La declaración final dice: “Un sistema financiero abierto y resiliente, basado en normas internacionales acordadas, es crucial para apoyar un crecimiento sostenible”. ¿Suena familiar? Debería. Los líderes reconocieron la necesidad de “instituciones económicas y financieras efectivas y representativas para apuntalar el crecimiento y el desarrollo sostenible”. Esto tampoco es noticia.
La Cumbre avaló la “nueva norma financiera”, nacida después de la crisis de Lehman pero antes que Brexit y Trump, sobre la que todavía se está trabajando y que exige mayores esfuerzos en materia de colaboración política y de acciones en el terreno. En ella, no surgieron signos de divergencia. Si importarán las palabras, y no solo los números, la aparición en el comunicado final de frases como “sistema abierto”, “normas internacionales acordadas” o “desarrollo sostenible” debe considerarse como algo extraordinario, al menos dadas las expectativas que se tenían. Es bien sabido que el presidente Trump impulsará una profunda reforma financiera en Estados Unidos y favorecerá la vuelta de una amplia desregulación – desentrañando la legislación de Dodd Frank, establecida después del Gran Crisis para disminuir el apalancamiento, cerrar brechas operativas peligrosas y mejorar la supervisión para evitar futuros reveses-, pero cualquiera sean sus planes, estos no interfirieron. El discurso oficial convencional se mantuvo intacto. La cooperación – en asuntos fiscales internacionales – fue elogiada. ¿Es una prueba de la convicción compartida o solo la aburrida rutina de la diplomacia? El tiempo lo dirá.
Basel III es una tarea pendiente
En Hamburgo, los líderes del G20 adoptaron varios compromisos. Entre ellos, pidieron por la implementación y el desarrollo de la agenda del Consejo de Estabilidad Financiera (por sus siglas en inglés). Las tareas pendientes incluyen la finalización de Basel III, el marco regulatorio global para lograr bancos y un sistema bancario más resiliente. Los miembros acordaron que el trabajo debería hacerse “sin aumentar los requisitos generales de capital en el sector bancario, mientras se nivela el campo de juego”. ¿Se trata de una muestra de la voluntad de bajar (o al menos no subir) la vara? No es algo nuevo: la frase fue tomada de la Cumbre de Hángzhou en 2016. Se entiende que existe una compensación entre pedir más capital y la línea inferior. Basel lll impulsó mayores niveles de capital bancario (y la introducción de un nuevo colchón de liquidez), pero la decisión política es no presionar más de la cuenta. Si existe un demonio, estará en los detalles (y generalmente, si las autoridades confabulan, nadie notará la letra chica hasta que se convierta en un problema).
El monitoreo y el tratamiento de riesgos y vulnerabilidades vinculadas con la “banca en la sombra y otros mercados basados en las actividades financieras y en la gestión de activos” están incluidos en el paquete. También se acordó sobre un tercer capítulo: evaluar sistemas de resolución para bancos y otras instituciones financieras significativas. El progreso en esa área es necesario si se van a dejar de realizar rescates. Episodios como los recientes en España e Italia (con el Banco Popular, el Veneto Banca y la Banca Popolare di Vicenza) revelan que cuando las cosas se ponen difíciles, las autoridades nacionales prefieren lidiar con el problema utilizando un esquema ad hoc, en vez de confiar en su libro.
La red mundial de seguridad y el FMI
¿Qué pasa con la arquitectura financiera internacional a nivel macro? El objetivo es fortalecer la red mundial de seguridad con “una fuerte base de cuotas y con el FMI con los recursos adecuados como su centro”. Los líderes esperan con interés la finalización de la 15ª Revisión General de Cuotas, que será durante “las reuniones de primavera de 2019 y antes del encuentro anual de ese año”. Se apoyan los esfuerzos del FMI para mejorar “la eficacia de su conjunto de herramientas de préstamos en línea con su mandato”. No es nada nuevo, aunque el FMI cuenta con innovaciones como “un nuevo instrumento de liquidez a corto plazo y un nuevo instrumento de cooperación de política financiera”. ¿Es suficiente? Hay que tener en cuenta que las reformas del FMI de 2010, que completaron la 14 ° Revisión General de Cuotas y mejoraron la gobernanza y la representación a través de un cambio en la composición de las cuotas, tomaron mucho más tiempo de lo esperado. Las nuevas cuotas, que fueron duplicados a aproximadamente 477 mil millones, entraron en vigencia el 26 de enero de 2016. Estas determinan el tamaño de los fondos de contingencia que tiene el FMI para prestar a los países que necesitan asistencia financiera. Se suponía que la 15° Revisión debía completarse antes de octubre de 2017, pero la fecha límite se trasladó a 2019. ¿Podría ser este un caso de “muy poco, demasiado tarde”? Desafortunadamente (o no), se necesitará una crisis para demostrarlo. Hay un gran interrogante aquí. ¿Cómo funcionará la red global de seguridad del FMI con la doctrina de América Primero del presidente Trump? Para los mercados emergentes, la acumulación de divisas en las reservas seguirá siendo una prioridad, a pesar de que se podrán aprovechar otras fuentes de fondos (como los swaps entre bancos centrales, arreglos financieros, e incluso China).
Los líderes aprueban la iniciativa del FMI de utilizar instrumentos de deuda eventual del estado (SCDI por sus siglas en inglés), como otra herramienta soberana. Los SCDI se pueden vincular al PIB de un país, a precios de commodities, o a desastres naturales como huracanes o terremotos. Cuando ocurre una crisis, como una recesión o un desastre natural, podrían proporcionar una reducción automática de la carga de la deuda pública. De esta manera, quedaría espacio para emprender acciones anticíclicas y políticas de estabilización, y mejorar las capacidades de las políticas públicas. El FMI cree que cuando el tamaño de la reducción de la carga de la deuda es grande en relación a la capacidad de pago, “los SCDI también pueden ayudar a evitar la necesidad de una costosa reestructuración que, de otro modo, podría ser necesaria”. No obstante, el G20 continuará promoviendo la incorporación de una mayor acción colectiva y cláusulas como la pari passu en las nuevas emisiones de bonos soberanos (y la exploración de opciones para la “incorporación a acciones donde sea factible “). Mejorar la sostenibilidad de la deuda y los procesos de reestructuración de deuda son una resolución en marcha.
Cambio político y riesgos financieros
Considerando que el objetivo del Canal de Finanzas es hacer que el sistema financiero, económico y monetario sea más estable, debe tenerse en cuenta los enormes riesgos que podrían surgir del Canal de Sherpas. Los cambios drásticos en las preferencias de los votantes han alterado el mapa político global (en especial en las economías desarrolladas), y las fuerzas del populismo y la antiglobalización ahora dirigen las más altas esferas. Mientras en el pasado cercano, los problemas en el ámbito financiero fueron motorizados por la inequidad en la economía real, las crisis se podrían dar al revés ahora. La interrupción del comercio, si es lo suficientemente grave, podría provocar daños en el mundo real, antes que en el sistema financiero. Es un camino de dos vías que se refuerzan mutuamente. ¿Está en riesgo el sistema multilateral de comercio? Es una pregunta clave, incluso para el Canal de Finanzas. El proteccionismo podría ser el desencadenante, pero mientras se mantiene fuerte en las campañas políticas en ambos lados del Atlántico y creciente en la cantidad de acciones individuales tomadas, todavía no cruzó ningún umbral sensible. En ese sentido, la retórica de la declaración de Cumbre de Hamburgo da cabida a un optimismo moderado.
“Continuaremos el monitoreo de cerca y, si es necesario, abordaremos los riesgos emergentes y las vulnerabilidades en el sistema financiero “, prometieron los líderes. “Mejorar el análisis y la supervisión de los flujos de capital y la gestión de riesgos derivados de la excesiva volatilidad del flujo de capital” es otra frase familiar dentro del Canal de Finanzas. Tal tarea es aún más importante si se tiene en cuenta que la desglobalización y los parates – a través de la imposición de barreras en el comercio, los flujos de inversión o la movilidad laboral – podrían descarrilar el lado real de la economía. Desarrollar la resiliencia y mejorar las estrategias de gestión de riesgo sigue siendo imprescindible.